Con las continuas turbulencias económicas, muchos sectores, incluido el de la moda, han sufrido importantes trastornos a nivel mundial. El sector minorista de la moda, en particular, ha visto cómo la rentabilidad se ha reducido en los últimos años, y hemos visto cómo muchas marcas de la calle simplemente han desaparecido del radar. Esto se debe a dos factores principales, a saber, los retos que plantea la tecnología en línea y también al hecho de que la moda es un sector elástico y se ve debidamente afectado por las recesiones económicas.
En los últimos ocho años hemos asistido a un aumento del número de empresas emergentes de plataformas de comercio electrónico de moda. Muchas han sobrevivido y otras simplemente han “desaparecido en el éter”, pero esta tendencia sigue creciendo exponencialmente… Desde que Natalie Massenet, ex consejera delegada y fundadora de Net-a-Porter, puso en marcha el fenomenal centro de la moda de lujo en línea, ha hecho zarpar a mil barcos de conversiones de empresas de moda.
Sin embargo, cada dos semanas se oyen rumores de que las start-ups de moda “explotan”, que el sector del comercio electrónico de moda es simplemente un mercado saturado, demasiado fácil de recoger que consiste en fruta de poca altura. Además, se piensa que su mantenimiento e innovación requieren mucho capital y que es aún más caro en términos de requisitos de marketing para la adquisición de clientes.
¿Existe entonces una fórmula mágica? Un número importante de empresas de moda de nueva creación fracasan y muy pocas sobreviven sin una importante financiación ángel o de capital riesgo. Todas parecen buscar la próxima fórmula explosiva. Tal vez no haya un gran diseño y quizá la respuesta esté aquí, delante de nuestras narices. Podría tratarse simplemente de adaptarse a los tiempos.
Hemos visto el impacto de los medios sociales en los resultados de muchas industrias. Ya no se trata de comprar, sino de comprar en sociedad. Las mujeres son el grupo demográfico más grande en términos de compras en línea y todos sabemos que son una “especie social” cuando se trata de comprar. La llegada de Facebook y Twitter ha aliviado en cierto modo la presión de los gastos de marketing y algunas empresas relativamente nuevas, como Farfetch.com, han obtenido una proporción significativa de su base de usuarios de Facebook, por lo que el comercio social parece ser una vía de avance.
El sector del comercio electrónico de la moda es como cualquier otra industria y fluctúa en función de los gustos, la disponibilidad de crédito y el clima económico. Todavía hay oportunidades que aprovechar; el mercado está previsto que crezca hasta los 380.000 millones de dólares en 2015. Más del 20% de las compras de moda se realizan en línea por el 72% de las mujeres. Por lo tanto, ¿es absurdo pensar que las devoluciones van a eludir sistemáticamente a los mirones de esta industria? Tal vez, la respuesta sea buscar potencialmente nuevas e innovadoras formas de monetizar la industria en contraposición a las puras y rígidas técnicas descendentes que la industria de la moda utiliza sistemáticamente. Además, hay que crear modelos que permitan la flexibilidad, que puedan pivotar y retroceder fácilmente si es necesario, que sean menos virtuales y más atractivos y que pongan en práctica la información obtenida a través de los mecanismos de retroalimentación de los clientes.
Source by Angela Adamopoulos